martes, 2 de abril de 2013
Miriam.(8). Cap 2 .
WOOOOOOLAS QUERIDO DIARIO! Que tal todo por tu vida? Por la mía bastante guay, estoy viendo las primeras palabras que va a decir el Papa nuevo (Francisco I, recuerdame que felicite a mi padre XD)) que ha resultado ser Argentino, un tal Jorge Mario Borgoglio, nacido en el 36.. el 17 de Diciembre por lo que dicen :S Bueno, lo veo como una mera curiosidad, la verdad jajaja.
Tengo que contarte varias cosas, he comenzado un proyecto con Scy (La chica que te dije en ''Niñas de Lilith'')), con Kaeru (Una chica que es la gemela de Misora.. absolutamente iguales)) y Alvo, mi amigo de aquí de Vigo. Ya he comenzado con una historia llamada ''Maia'' o ''Los Mundo de Maia'', aun no lo se, que trata de una muñeca que cuenta las aventuras con dragones que su amada dueña, Anna, se imagina. El enlace al Blogg, llamado Universa Litterae es este. ¡Pásate para saber algo más sobre Maia!
Bueno, en otro orden de cosas, he conocido a un chico :SSS mola mucho *__*, y fue Kaeru quien me lo presentó. Jack y Scy vienen a Galicia esta Semana Santa así que si no voy a Madrid (que es lo más seguro)) pues iré a hacerles una visitilla... y a ver si se apunta mi compañera ^^ !
Y ya para terminar, he pensado que a partir de este punto puedo comenzar el segundo capítulo de la historia de Miriam, que creo que es la más constante a lo largo del tiempo... Así pues, te dejo con ella.
Bueno! Antes de que se me olvide! Si no te he escrito antes es que he estado preparando las primeras entradas de Universa Littarea y, además de los exámenes, estoy escribiendo una un texto centrado en el 11 de Marzo, aunque sea ya con retraso.. la publicaré, palabra de Scooth!
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A la hora de la cena los padres de Miriam se sumaron a la mesa, la cual había sido decorada con flores y adornos por Pilar y Marisa, quien había hecho cordero y asado unas cuantas patatas en el horno de leña, que había desde antes que Miriam naciese, en la entrada trasera de la cocina. Habían colocado manteles blancos, los platos buenos, la cubertería de plata, y los vasos de cristal fino que, normalmente, Miriam recordaba solo en las Misas del Gallo.
Cuando todos se sentaron y las dos mujeres trabajadoras en la casa comenzaron a servir la cena, sorprendentemente, Federico invitó a sentarse en la mesa a su criada y a la comadrona. Esta vez Miriam ya estaba sentado en la mesa (a pesar de que normalmente comía con las mujeres en la cocina), pero una hora antes su madre había hablado con el y la había pedido que se comportase como un chico ejemplar, uno más de la familia, y no como el deshederado que era.
Así pues, encendieron unas velas, y comenzaron a comer. La poca habilidad de Marisa con los protocolos quedó visible enseguida, pues a pesar de su mesura y sus buenas intenciones, provenía de una familia muy humilde en la que apenas comían en un plato de barro con cuchillo y tenedor de un metal resistente y vasos de cristal muy gruesos.
Federico estaba sentado presidiendo la mesa, a la vera de Jimmy (a quien le seguía Miriam por petición del mismo), que comenzó a hablar en voz alta y legible cuando comprobó que ya todos habían terminado con el primero.
-Bienvenidos a mi casa, hermanos -Se dirigió a los presentes en la mesa, mientras se levantaba de su asiento y levantaba la copa- me siento orgulloso de poder presentaros a mi familia -añadió con voz clara- Mi mujer, María, se encargará de asignar las habitaciones. Bien, comencemos con las presentaciones.
Jimmy se rió con suavidad cerca del oído de Miriam, el le miró y le pregunto que le pasaba. Lo hizo con la mirada, exactamente igual que hacía en clase, levanta un breve instante la cabeza mientras se encogía de hombros y formulaba la pregunta con los ojos, esos ojos grises que no muchos años después provocarían más de una disputa entre sus amigos. La mirada del joven parecía centrada en el padre del niño, que sentado a su lado parecía ser algo más joven de lo que en realidad era.
-Tu padre parece un cura dando un sermón -susurro a su cómplice Jimmy, que apoyaba la mandíbula sobre su propio puño- mírale -continuó en voz apenas audible- con la copa de vino en la mano, presidiendo la mesa, y presentando a su familia.
Con un sutil gesto imitó al hombre que estaba sentado justo a su lado y Miriam soltó una risita involuntaria, que le costó una mirada fulminante de su padre, y por tanto su rostro se volvió serio, como un niño pillado en falta. Esa fue la primera vez que el niño escucharía la risa de su primo... en realidad, ese día vería muchas cosas que más tarde serían parte de su vida y, que ni en un millón de años, abría logrado imaginar que existieran.
En torno a la mesa estaban sentados los hermanos de Miriam. Jimmy, que siempre había sido muy selectivo con la información que guardarse para sí y la que, directamente, no almacenar en su mente, solo se aprendió un par de nombres aquella noche, pero sus tres hermanas pequeñas se encargaron de repetirle los restantes.
El chico observó la mesa y vio a Rafael, de una edad más o menos igual a la de su hermana Julia, tratando de ver por debajo de las enaguas de esta mientras, tirando del vestido de la niña, intentaba forzarla a que jugase con el. Pero esta vez el pequeño perdió la batalla y sacó la legua mientras, con una mueca burlona en la sonrisa, repetía una y otra vez ''repipi, repipi'' con una melodía bastante pegadiza. El hermano de Miriam era un calco bastante parecido al mayor. El pelo rojizo revuelto, muy delgado, no paraba nunca quiero y solo temía a la mirada de Pilar o de su padre, de su madre... bueno, ella tenía pinta de estar demasiado agotada como para imponer respeto alguno. A pesar de todo nadie en aquella casa parecía tener el valor de contradecirla. El niño tenía la piel clara y pecas pelirrojas en las mejillas, era un trasto -pensó Jimmy- pero parece buen chico y puede que hasta me haga su amigo cuando crezca.
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