sábado, 15 de junio de 2013

''Adiós, querido.'' (Microrrelato)



Ella, dando por finalizada nuestra conversación, secó las lágrimas que habían brotado de sus ojos y cambió su semblante triste por una malévola sonrisa. Hizo amago de cruzar la puerta, pero antes me miró y se dirigió a mí, con aquel vestido rojo que le regalé las Navidades pasadas, y gracias al cual me gané un par de miradas de reproche de su padre, pues la ligera falda con vuelo no cubría la distancia suficiente de sus muslos a la rodilla.
-Harry, llevo aguantando tus idas y venidas años, pero ya está, se acabó -dijo bajando el tono de su mirada, con los ojos igual de tristes que el día que la conocí en aquel soleado parque del sur de España- se acabó todo, me marcho. No soporto un segundo más tu forma de andar, tu lástima y tus engaños. Fin.
-Juliett yo...
-No, no digas nada más -se apresuró a decir, interrumpiendo los sonidos que salían de mis labios- no quiero escuchar más tus escusas, la paciencia y el dolor tienen un límite, y tu los has sobrepasado hace años.
Recordé entonces aquel verano, en el qué buscando buen tiempo y playa, viaje a un rincón de España, en Valencia, una ciudad no demasiado bonita, pero con una magia inmensa. Había llegado solo a aquel país, no sabía el idioma y estaba absolutamente perdido, pero de repente llegó ella. Estaba sentada con el pelo recogido en un banco de piedra, a la sombra de dos grandes árboles, y al ver el libro que sostenía entre las manos supe que sabía mi idioma, pues era la novela íntegramente en él. Me acerqué y traté de hacerle comprender que necesitaba ayuda, con lo que logré que me acompañase al hotel.
Ella llevaba un vestido de tirantes hasta las rodillas, caminaba a mi lado hasta que a la tarde siguiente volví a verla en una cafetería del centro. Me senté sin más en una de esas terrazas que tienen los países cálidos y desde entonces no nos hemos separado.
-El amor también tiene un límite querido -Juliett seguía hablando, pero yo no era consciente de ello, estaba perdido en sus ojos y en las arrugas que le habían vuelto más hermosa con los años- he tratado de superarlo, de seguir adelante, pero ya no puedo más. ¡Ya basta!, que nuestro hijo muriese no fue culpa tuya. Me rescataste Harry, me sacaste del agua y me salvaste -ella me miraba a los ojos, pero yo estaba tan perdido que no la escuchaba- ya se que eres médico, me has dicho tantas veces que no lograste salvar a tu hijo que has hecho que no pareciese mío. Pero se terminó, me marcho. Te quiero Harry, pero no puedo continuar así. Es absurdo -volvió a sonreír, no con malicia comprendí, si no con resignación, y se marchó, dejándome solo en una casa demasiado silenciosa.
Vi como caminaba hasta la puerta, el movimiento de su falda vermellona y sus tacones bajos. Vi la pequeña maleta de ruedas que llevaba consigo cuando cerró la puerta, tan similar a la que tenía el día que nos conocimos, y la última onda que su pelo definió en el aire antes marcharse para siempre. Lo vi todo. Pero no hice nada. Me limité a sentarme en mi estudio y a continuar arreglando y revisando los papeles en los que estaba enzarzado antes de que ella me interrumpiese.
No lejos de allí, visible desde una carretera cercana, quedaba el lago donde años antes mi hijo se había ahogado en las aguas heladas del invierno. Una pálida y fría Juliett había conseguido sobrevivir, pero el débil y pequeño cuerpo de un niño no había podido resistir la baja temperatura y los pulmones encharcados, fue culpa mía. Si yo hubiese actuado correctamente esa mañana nada habría ocurrido. Si yo hubiese sido un buen médico, un buen padre. Un buen marido... el seguiría con vida. Fue culpa mía.
-Adiós, Juliett -Dije pronunciando su nombre por última vez, en una casa vacía y silenciosa. Sin darme cuenta de que yo había abandonado a mi mujer mucho antes de que ella se marchase, la había dejado sola, tan sola como estaba yo ahora.- adiós. -musité una vez más, mientras mi mente se evadía en los documentos que tenía delante. Esta vez sin remedio. Esta vez solo. Esta vez... esta vez en el silencio de estar sin ella, sin mi Juliett.




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Hola Do! Es justo decir que la primera linea no es mía, si no de Jackie, una chica del Ask, quién de dio una oración y me propuso el reto de continuarla como pudiese. Supuestamente yo tendría que estar haciendo un trabajo de CMC, pero da igual XD, en fin, yo me despido, que estoy cansada y algo enfadada (pues he tenido que reescribirlo de nuevo tras borrarlo sin querer.) y me quiero ir. Saludos Querido Diario! Nos vemos pronto!


2 comentarios:

  1. Increíble relato y maravillosa la forma en que lo narras.

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  2. WOW! Mil Gracias! esta es la chica que te contaba Do, la que me dio la idea ^^

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