sábado, 8 de junio de 2013

Miriam (12)

HOLA DO! Que tal todo fenómeno!? espero que bien jajaja. Yo hoy voy a seguir escribiendo la historia de Miriam, pero ni idea de cuando te la enseñaré (no sé si acabaré la hoja ahora, por que aún tengo que hacer filosofía D:)) pero bueno, al menos te compenso un poco por los dos meses de abandono (upss..)).
En fin, la entrada número 12 sucederá durante el desayuno (OH NO ABBY! Me has hecho Spoiler!)), como era de esperar, y está dedica a Lucía... te leyó sin permiso y le gustaron algunas cosas, yo le insistí en que debía hacerse un Blogg.. pero nada, ni caso (es mala :P)). Bueno Querido Diario, aquí a Enfermera Pokemon se despide de ti. Empecemos a seguir con la historia, muy bien... ¿donde nos habíamos quedado?...
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La primera en hablar fue la madre de Miriam, María, quien levantándose del lugar donde estaba sentada, dijo con voz suave y amable.
-Bienvenidos, os estábamos esperando. Sentaros por favor, seguro que tenéis hambre.
-Si, es cierto, muchas gracias señora -dijo Julia, muy resuelta. Era la única que se había arreglado para la ocasión (como siempre hacía) y se había puesto un vestido ceñido en el pecho, y pomposo en la falda corta, como cualquier vestido de domingo de las niñas de Al-Sófobi.
-Que bien, parece que estamos todos. -respondió la madre de la casa, a su vez- perdonad que tenga en el regazo a Adryan, pero esta noche apenas ha dormido y está agotado -apuntó la mujer rubia, haciendo referencia al último de sus hijos.- Oh valla, que preciosidad de bebé tienes Inés. A pesar de tu juventud, parece estar muy sano.
-No es mi hijo, Señora, es mi hermano menor -dijo la hermosa hermana de Jimmy, que al igual que María, acunaba a su retoño.
-Oh! lo siento. Es cierto, perdona muchacha, olvidé ese detalle -se aproximó al cuerpecito que se retorcía en los brazos de la joven. No tendría más de nueve meses calculó.- ¿Y no sería más apropiado que lo cuidase su madre? Aún es muy pequeño para desprenderse de su regazo, ¿no?
-A madre le gustó la idea de que viene con nosotros. Además, ella sabe lo buena madre que es Inés.
-¿Te gustan los críos joven? -Dijo Federico, que estaba sentado al lado de su mujer. Sin darse cuenta ya estaban todos sentados al rededor de la mesa. Inés se limitó a asentir. -¿Qué te parecería ayudar a mi esposa y a tu tía con los niños más pequeños y la casa?
-Estaría encantada Señor -dijo Inés, aliviada de librarse de los estudios durante unas semanas.
-Perfecto, pues esa será tu tarea el tiempo que estés en esta Casa. ¿Te parece bien? -preguntó con voz amable y dura.
-Si, por supuesto -aceptó, sonriente.
-Como ya os habrá comentado mi esposa, no somos muy pudientes, y cinco bocas nuevas que alimentar en una casa es un poco inviable, así púes, he pensado en que sería buena idea que todos colaboraseis un poco a la economía familiar. ¿Qué decís?
-Lo dábamos por hecho, no se preocupe -respondió Jimmy esta vez.
-Pues perfecto. Hoy he pedido el día libre para organizar todo. Además, debemos repartir las habitaciones
-Muchas gracias Señor, estaremos encantados de hacer lo que nos pida.
A esta conversación siguió una mucho más ligera y animada, mientras todos comían pan caliente con mermelada, leche, té, café, chocolate caliente, zumo de naranja o cualquier fruta, cereales o un delicioso bollito de mantequilla y canela. Era como un desayuno de hotel, algo con lo que la pequeña Julia quedó encantada, pese a los continuos reproches que tenía con Rafael, el hermano de Miriam que tenía su misma edad. ¡No paraba de llamarla ''repipi''!, diablo de niño, pensó.
Por otro lado, parecía que Inés y María habían hecho buenas migas, a pesar de los roces ocurridos la noche anterior, pues el tema de los bebés parecía encantarles. Jimmy hablaba con Ferico, a la vez que trataba de hablar con Carlos y su hermano gemelo, del que no sabía el nombre. A pesar de eso, lo que quería hablar era con el muchacho pelirrojo de ojos grises, algo en el le llamó la atención desde el principio. Por lo qué sabía hasta ahora podía decir que tenía once años, que se llamaba Miriam, y que parecía pertenecer a la familia y a su vez no, pues hacía tareas de mujer y estaba muy pegado a su tía Pilar, con la que compartía cuarto. No tenía demasiado sentido.
Cuando las bebidas se fueron enfriando y los bebés, como comunicándose el uno con el otro, comenzaron a protestar, las dos ayudantes de casa quitaron la mesa con ayuda de Miriam. Con un gesto sencillo Marissa le propuso a Inés que ayudase, pero una señal por parte de Federico la hizo comprender que no era el momento idóneo para ello. Una vez se quitaron los trastos de la mesa y solo quedaron los vasos, nadie se levantó. Era hora de hablar en serio.
-Antes de nada, quiero daros los presentes que Madre y Padre me entregaron para vosotros -dijo Jimmy- no es mucha cosa, pero demostrará nuestro agradecimiento. Además, he de comentar que me parece muy maduro que el servicio coma en la mesa con la familia -declaró haciendo referencia a la cena de la noche anterior, y el desayuno de esa misma mañana.
-Lo segundo no es una costumbre. Además solo los domingos comemos juntos y hoy es viernes, caro que, un viernes muy especial -se apresuró a responder el Señor de la casa- pero es cierto que a mi también me gusta. Así la comida no se torna fría.
Una mirada entre las tres mujeres que servían la casa demostró la rareza de lo ocurrido, pero también la felicidad del alago encubierto por parte del padre.

4 comentarios:

  1. Mi amor esta genial <3 no soy mala son mis profesores que se enpeñan en fastidiarme mis ratos libresxD [me dio permiao mi unicornio pero tu shhh xD(estoy como una cabra xD)]este verano me hare un blog e intentare ser la mitad de buena escritora que eres tu:$.....Gracias por la entrada:3
    Besitooos :3

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