Un polvo. Una caricia. Un beso. Suspendidos del minutero de un reloj, deseando poder parar el tiempo de aquel cuarto acristalado, el tictac se apresura entre nuestros dedos mezclándose con el vai-ven del viento en la cortina, bailando una mágica coreografía con las motas de polvo dorado. Que curioso que dos polos opuestos sean tan buenos en algo tan banal,tan instantáneos, tan etéreos estando juntos. El temblor del colchon bajo tus brazos, los tambores de excitación golpeando mis arterias, Joy Division sonando en una esquina, acunándonos como a dos niños que tratan de soñar con Castilla la Vieja y jinetes desquiciados, hablando de películas, discos y viajes, prometiéndonos Valencia en una caja lacada, prometiéndonos fronteras y versos tras los muros de Pink Floyd, prometiendo que seriamos verbo en el ronroneo de las olas. Y yo...yo como un imbécil acurrucado en tu ombligo, viendo pasar el tiempo sentado en tus comisuras, o dando vueltas y mas vueltas al rededor de tu tatuaje mientras trato de escalar a lo mas alto de tus pechos, a esas esferas perfectamente suaves, rematadas por esa cima cálida, rosada y suave. El ladrido de un perro me saca de golpe de mis pensamientos, donde sin quererlo me había quedado enredado. Tus palabras han tejido con premeditación una trampa perfecta, una tela de araña con seda de avispa. Me he vuelto un adicto completo a fumarme la nicotina de tus braguitas de encaje azul , a esnifarme tu olor a playa y sal de roca, y a beberme hasta la ultima gota de piel que me puedas ofrecer...y todo esto lo has conseguido con eso: con un simple beso y una caricia. Con un único polvo.
Felicidades costurera de esperanzas, aquí me tienes, dispuesto a darte mi corazón a cachos y mi ilusión a litros. Ya esta, lo conseguiste, artista del despiste, coleccionista de nombres en la agenda telefónica y carterista de almas en pena. Ya esta, soy otro espíritu más que añadir a tu lista de conquistas noctámbulas, ya puedes pasar página y olvidarme. Siéntete libre de tachar mi dirección de las cuentas pendientes, me has dejado en números rojos y con la Nada durmiendo olvidada en mi cama. Entre mis manos se han escapado mil mujeres pero se que en este cuarto, azul-zián, la más fiel de mis amantes siempre me acompaña...quizá tu la conozcas, fuiste tu la que me la presentaste aquella tarde en la que nos conocimos, era tu sombra y y tu dueña, tu luz y tu guía, se llamaba Soledad.
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Fotografía: Lee Miller.
Es una de las mujeres que más admiro tanto artísticamente como por su trayectoria: Periodista, modelo, fotógrafa surrealista y publicista brilla por ser una gran olvidada a la sombra de Man Ray.
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