martes, 23 de abril de 2013

Miriam. (10)


WOOOOOOLAS DO! Que pasa fenómeno? hace tiempo que no te escribo XD pero cuenta con que tendré tiempo más o menos cada martes XD Escucha, he pensado en dejar lo que estoy escribiendo en un blogg nuevo que sería solo de texto, y no estarías tu pero luego he pensado... ¿qué leches?! yo soy fiel! y al final he decidido que seguiré como hasta ahora.

Bueno, bueno, bueno... lo primero, con tu permiso, Querido Diario, no voy a dedicarte a ti esta nueva entrada de ''Miriam'' (La décima ya, parece mentira...) <---como si fuesen entradas largas --.--'', si no que se la voy a dedicas a Rebeca, que me ha propuesto ponerle ''Héctor'' a Jimmy pero no me acaba de convencer y he decidido que, bueno, que mejor se lo pongo a otro personaje que ya tengo pensado :P así que esta es por ella. Por Rebeca :D
Por otro lado YA ESTAMOS EN LA 10 AHHHH! estoy que no me lo creo :3 (lo peor es que un entrada de ''Cry Angels'' ocupa lo mismo que ocho o nueve de ''Miriam'' >.<)) y he pensado que bueno, ya que te debo muchos relatos que tengo a medias, que tal vez podía continuar algún día con esa historia... dime lo que opinas y esas cosas.
Y ya para terminar. He vuelto a Ask, a ver cuanto duro esta vez :3
P.D: Monstruillos y Bichejos... son amor.
Así pues, que se abra el telón y comience la función:
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Cuando terminaron de cenar Pilar había cocinado un dulce almendrado con sabor a miel, crujiente y sabroso, a la vez que bastante ligero para acompañar a la copa de Dulce de Vino tan típica de aquellas zonas casi rurales. Era una bebida espesa y roja, de aspecto muy uniforme y una ligera cantidad de alcohol que, templado como estaba, permitía a los adultos que lo tomaban sentir una ligera calma, perfecta para antes de dormir.
En un principio solo los anfintriones de la casa, los hermanos mayores de Miriam, y Jimmy se iban a quedar hasta tarde charlando y bebiendo, pero tras los ruegos corteses del joven, el muchacho de once años también pudo quedarse. Como es natural no le gustó nada el sabor de aquella bebida tibia y, llegó incluso a parecerle, un brebaje bastante agrio.
Frente a ellos ellos estaba Carlos que, por primera vez en su joven vida, había logrado no irse a la cama pronto junto con el resto de sus hermanos, si no que se quedó sentado a la mesa con los demás hombres mientras las mujeres, Pilar y María, recogían los restos de comida de la mesa y acostaban a los niños respectivamente. Cuando vio la cara de su hermano inmediatamente más joven a el, le dedicó su mejor sonrisa burlona y le sacó la lengua, al ver esta situación Jimmy hizo lo propio hasta que se percató de la presencia de Federico y entonces, decidió que era mejor comportarse como un adulto.
El pequeño de los hermanos propinó al segundo una patada discreta por debajo de la mesa mientras, con cara de enfado, trataba de comunicarle su desagrado sin que sus padres fuesen testigos
-No te creas tan mayor, tu tampoco lo has probado nunca
-Pero al menos se comportarme -respondió, mientras hacía una mueca con la cara
-Eres tonto, solo quieres quedar bien -dijo Miriam, mientras sentía en la espinilla la patada de vuelta que su hermano le daba.
-Ña, ña, ña -se mofó Carlos- Piojo -añadió
-¡Ya vale! -suspiro amenazante el mayor de los hermanos de Miriam.- U os comportáis o vais los dos derechos a la cama, solo tengo que decírselo a Padre.
-Vale... -respondieron a la par, tomando una buena postura al volver a sentarse bien el la silla.
Una vez se sentaron todos y los más pequeños se quedaron dormidos, los más mayores pudieron hablar tranquilamente.
-Y bien Jimmy, ¿cuanto pensáis quedaros en mi casa? -preguntó Federico, una vez todos hubieron guardado silencio.
-No lo se señor, no demasiado, hemos venido a visitar a nuestra tía Pili y no pretendemos tardar demasiado en volver a nuestro hogar, con Padre y Madre.
-Ajam, ya veo -añadió, con mirada inquisitiva- nuestra comadrona, Pilar, nos advirtió que os gustaría ayudar en la casa a cambio de techo y comida -dijo, con voz muy severa.
-Por su puesto señor -respondió cordialmente Jimmy- nuestros padres nos educaron para hacer las tareas vitales en una casa, pensaron que algún día necesitaríamos esos conocimientos para salir adelante.
-¿Pensaron?
-A la hora de criarnos, señor Federico -aclaró el joven.
-Ah vale, comprendo.
-Y por cierto -recordó de súpeto- Madre y Padre nos entregaron unos presentes para ustedes.
El chico se levantó de la mesa, no sin antes pedir permiso, y se encaminó a la habitación del fondo, en la zona de servicio. Allí habían ido a parar sus maletas, junto a un baúl de tamaño medio que cogió del suelo, como bien le habían indicado su tía.
Al llegar de nuevo a la sala abrió la caja con cautela, y de ella sacó una serie de paquetes de distintos tamaños envueltos en retales de tela blanca. Apartó unos pocos a su derecha y los demás los volvió a guardar en la maleta, forrada de cuero oscuro y remaches metálicos para tensar las tiras más claras a la estructura de madera. Tubo que abrir un poco algunos para ver lo que contenían y así poder seleccionar los correctos.
Finalmente cerró el mecanismo simple y depositó el baúl en el suelo. Se acercó a la mesa y colocó los extraños y misteriosos trastos en el lugar donde todos se sentaban, cerca de Federico. Eran unos cinco objetos. El primero se lo entregó al señor de la casa, y conforme lo hacía, extraía un estuche de madera barnizado.
-Es una caja de puros -aclaró- Padre pensó que le podría gustar. También he traído una botella de coñac, espere que la busque, creo que la he dejado olvidada en otra maleta.
Jimmy se fue unos instantes, tiempo que el padre de Miriam aprovechó para inspeccionar la cajita forrada por dentro, y con una placa metálica en el interior donde quedaba gravada la empresa y el año de fabricación. Al hombre le pareció un gran detalle a pesar de que el no era especialmente aficionado al tabaco, y mucho menos sabía apreciar unos puros de tan alta calidad.
No había pasado un minuto antes de que, un calmado y educado joven, entrase de nuevo por el marco de la puerta principal del comedor. Llevaba una botella verde entre las manos.
Estaba hecha de cristal del mismo tono que una de vino, pero el líquido del interior parecía mucho menos espeso y más oscuro, mucho más fino. El tapón estaba precintado con lacre rojo derretido, la etiqueta marfil ocupaba una ínfima marte, lo justo para el nombre de la empresa, la palabra ''coñac'' y el año de cosecha. Las letras eran finas líneas doradas con bastantes florituras, y la base, redondeada y ancha, formaba una silueta curiosa al dar paso a la boquilla, estrecha y recta. No se parecía en nada a las botellas que Miriam solía ver en su casa y, a juzgar por el gesto de aprobación de su padre, debería ser un regalo caro.
-Es para ustedes, de la bodega de mi padre. Es una gran botella señor.
-Increíble -dijo Federico fascinado- estoy muy agradecido. ¿Se lo harás llegar a tus padres? Son unos presentes excelentes.
-Claro señor, pero no tiene importancia. Nos esta haciendo un gran favor permitiendo que mis hermanos y yo nos quedemos en su casa estas semanas -respondió Jimmy- he traído algunos detalles más para su familia. Si no le importa...
Justo en ese instante el reloj de cuco marcó la medianoche, y con ella el impulso de María de levantarse de la mesa para amantar al bebé. El dueño de la casa aguardó que los relojes de la vivienda se silenciasen para hablar.
-Perdona chico -la familiaridad reciente con la que fue tratado, no pasó desapercibida para nadie- si no es molestia preferiría ir a dormir ya. Es tarde, y mañana aguarda un día muy largo, además, debes estar agotado después de un viaje tan lago -hizo una pausa para respirar- es mejor continuar mañana temprano. Desayunaremos sobre las ocho, me agradaría mucho que tu y tus hermanos nos acompañaseis en la mesa, después podemos continuar hablando un rato, antes de que yo marche al trabajo.
-¡Por supuesto señor! Gracias por la invitación -dijo Jimmy, de buen grado- Así tendré oportunidad de darles los regalos a los pequeños de la casa, con permiso de mujer, claro está. -Y de nuevo, esa sonrisa. Esta vez dirigida a una ojerosa María a punto de abandonar la sala tras despedirse.
-Oh!, por supuesto que puede -exclamó la mujer, visiblemente sorprendida- yo me retiro. Buenas noches.
Y sin muchas más palabras cada uno se retiró a su lecho, Jimmy aprovechó el desorden de esa noche para dormir en la habitación más alejada de las demás, que era más grande y estaba amueblada con un escritorio barato y un piano desastroso, desafinado hace años. La cama crujía cuando se movía, pero estaba demasiado agorado para pensar y enseguida concilió el sueño. No se oía ruido alguno en la casa, ni siquiera el llanto de os dos bebés que allí había. Todos estaban demasiado agotados tras la llegada de la nueva familia a la vivienda de los Pianistas.

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Valeee, valeee Do, soy consciente de que hace ya dos semanas que no te escribo, pero estaba escribiendo ''Maia'', además, ya que es la décima entrada me ha parecido buena idea hacerla especialmente larga... normalmente no ocuparía tanto pero, oye, de algún modo había que compensar la espera.
Hoy estoy pachucha, asi que me he venido a casa antes de que acabasen las clases, pero hasta ahora no he tenido fuerzas de coger el ordenador D:. En fin, un besazo enooorme enooorme a los cotillas que no están leyendo, espero que esta vez tengan la decencia de comentar algo. Nos vemos pronto!


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