jueves, 27 de junio de 2013

Miriam (13)

Hola Diario:
He conocido a una persona que es genial, y le quiero dedicar esta entrada (y de paso una bellota, jaja). Bueno, como ves tardé bastante en publicar la anterior parte de Miriam, y eso que la tengo terminada desde hace mucho, pero lo he ido dejando y hasta hoy no me he puesto a escribir la siguiente, y por tanto no la he publicado. De todos modos, aquí tienes, la entrada número 13 de esta pequeña novela en la que estoy trabajando:
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Los tiempos iban a cambiar. Nadie lo sabía con certeza, pero todos, hasta los más pequeños, lo intuían. Jimmy había traído un par de trastos al salón del piano, envueltos en sábanas blancas parecían muebles dispuestos para una mudanza, pero nada más lejos de la realidad. El primero se lo tendió a María, que desconcertada ante recibir ella un presente, lo agradeció antes incluso de abrirlo.
El joven había desatado las cueras antes de entregarle el paquete, del tamaño de un libro de bolsillo, grueso y de cierto peso. Estaba protegido con una tela bellamente pintada, y al abrirlo una caja de cartón grueso ocultaba el verdadero regalo que la familia de Jimmy le había encomendado. Levantó la tapa azul añil y en el interior encontró un bellísimo pañuelo blanco marfil, ''de seda'', susurró la mujer conmovida, pues en pocas ocasiones había accedido a una prenda tan lujosa. 
-Proviene de tierras de tierras de Oriente, Madre pensó que a usted le encantaría. 
-Es deslumbrante -dijo María, embelesada- no era necesario.
-¡Oh! Si que lo es. No se apure, es lo mínimo por acogernos en su casa.
-Cuando retornes a casa, agradécele a tus padres este regalo -apuntó- ¿Lo harás?.
Una mirada se cruzó entre Inés y el joven, pero nadie la percibió.
-Por supuesto -sonrió Jimmy, con aire despreocupado.
-Gracias chico -respondió al fin, sin apartar la vista de la fina tela que sostenía entre sus finos dedos.
Tras unos segundos de silencio, Inés reaccionó y mediante un gesto le hizo recordar a su hermano mayor que aún quedaba un regalo por entregar. El muchacho simplemente se lo tendió a Miriam con una sonrisa simple y amigable. El niño, emocionado, desembaló torpemente el bulto redondo, y lo que encontró no podía ser más acertado: Un balón de cuero.
Ilusionado, saltó de su asiento y abrazó a Jimmy, pero las miradas de réplica de su familia, hicieron que enseguida se sentase de nuevo en su lugar.
-¡Oh! ¡Gracias!¡Es perfecto! -Exclamó Miriam al tiempo que Carlos le quitaba el balón de entre las manos para examinarlo.
-¡Si! Es increíble! Estoy deseando salir a probarlo -dijo el segundo, pasándoselo a su hermano.
-No es mucho -se apresuró a decir Jimmy- es para todos los hermanos. Pensé que os gustaría.
-Y tanto... Mi hermano Miriam y yo siempre estamos dando patadas a un balón. Cerca de aquí hay un descampado donde siempre jugamos
-¿Podría jugar con vosotros un día?
-¡Por supuesto! -confirmó el pequeño- ¿Eres bueno jugando?
-No mucho, pero será divertido
-Eso seguro, ¡Y más si tenemos es mejor balón del barrio!
-Carlos hijo, ya habrá tiempo de jugar. Hoy tenemos mucho que hacer -cortó Federico- he pedido el día libre en la fábrica para poder organizar todo. Hay que organizar un montón de cosas: habitaciones, armarios, deshacer las maletas... hoy no va a ser un día tranquilo.
-Si, es cierto, no puede haber tanto desorden en la casa por más tiempo. Hay que pensar en organizarse ya. -corroboró María, que era un ama de casa perfecionista hasta la médula.
-Bien, como habeís podido observar, la vivienda se compone por dos plantas. Sé que por ahora solo tenéis conocimiento de esta primera, pero es la que más utilizamos. En ella se encuentra la cocina, el comedor, esta gran sala acristalada de actos, el recibidor y, como ya habéis observado, vuestras habitaciones.
Todos los presentes asintieron, mientras trataban de organizar la casa en sus cabezas. A Jimmy, acostumbrado a los circuitos eléctricos no le costó demasiado, pero para Inés y la hermana mediana estaba resultando imposible.
-Más tarde subiremos las maletas. Por ahora vamos a intentar distribuir como vais a dormir y designar las habitaciones... Los chicos y las chicas han de estar separados, una vez dicho esto, cedo la palabra a mi mujer, ella sabrá organizar todo mejor.
-Bien -comenzó a hablar la mujer rubia- Creo que en este caso concreto, con dos bebés de por medio, la mejor solución será que tú, Inés, duermas en el cuarto cercano al mío con los dos pequeños. Las primeras noches preferiría que Pilar estuviese contigo para evaluarte.
-¿Me va a quitar mi cuarto, madre? -protestó Miriam, para sorpresa de la familia de Jimmy, que no tenían muy claro de quien era hijo el joven pelirrojo.
-Dormirás en tu cuarto de siempre, sola -dijo María, ganándose una mirada de enfado.- Julia y Helen dormirán en la habitación contigua y Jimmy, tu dormirás en la que queda.
-¿Es la misma que esta noche?
-Me temo que no, ese cuarto está reservado para emergencias, no es habitable.
-Está bien. Me parece correcto. -Confirmó el joven.
-Perfecto, pues subamos vuestras cosas y comencemos a ordenar. Pilar y Marisa os ayudarán encantadas. -Y así, María dio por concluida al reunión.

3 comentarios:

  1. Sencillamente me encanta esta publicación y todas las demás, me encanta el blog entero, creo que acabo de mojar la silla, y enamorarme en un instante, jajajaja.Por cierto soy el de la princesa inalcanzable.

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  2. te he nominado ha un premio en mi blog http://reescribetudestino.blogspot.com.es/ pasate

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