martes, 3 de diciembre de 2013

''Preciosa''. (Microrrelato)


Preciosa. Preciosa aquella mujer que decidió dejar la dieta para otro momento. Preciosa la niña que salta a la comba en el patio del colegio, y la que nada distraída un día de verano. Preciosa la madre de tres hijos que se pintó los labios porque sí, y la que busca en su armario un vestido carmesí. Preciosa la compañera de clase con síndrome de Dawn. Preciosa la que no se pone tacones para salir, y la que se los pone para llegar a casa. Preciosa la adolescente calva por la quimio, y la mujer que harta ya de ella, decide ponerse una peluca y cerrar la puerta. Preciosa la que besa sus primeros labios, y la anciana a la que le dan su último beso. Preciosa la que sonríe al ver el Sol, y la que lee un libro bajo la ventana.
Preciosa la que decidió ponerse deportivas y jugar con los chicos, la que ama en secreto al hermano de su marido, y la maestra de una clase de segundo. Preciosa la mujer que rompe una copa, y la que restaura un cuadro en Nochebuena. Preciosa María Magdalena. Preciosa la que vieja en tren, y la que roba la miel. Preciosa la que está postrada en una silla, y la que decide al fin serle fiel. Preciosa la chiquilla enamorada, y la que pinta castillos en su mente. Preciosas las princesas, las mendigas y las putas. Preciosas las que esperan que llegue ayer, y las que sienten vida en su vientre. Preciosa la que padece de tristeza, y la que escala el Everest.
Preciosa la química universitaria, la que dice ''si'' y la que dice ''no''. Preciosa la que pide un café, la que salta bajo la lluvia, y la negra que canta Soul. Preciosa la que inspiró a un escritor, y la Virgen del Carmen que sale en procesión. Preciosa aquella que se maquilla, y la que busca la luz en un cuarto a oscuras. Preciosa la que se despide de sus padres en un aeropuerto, y la que acaba de nacer y respira por primera vez, y la negrita del Congo. Preciosa la que ama a Dios, y la que ama a otra mujer. Preciosa la que llora con una película, y la que se toma una cerveza en un Bar.
Preciosa la que mira al espejo y no ve a otra, solo a la figura curvada de su cuerpo. Preciosa la que lee letras en relieve por no poder hacerlo con los ojos, y la que busca entre cajas despojos. Preciosa la anciana de un parque que sujeta entre sus manos una antigua fotografía de su abuela, y la que guisa en la cocina de una casa cualquiera. Preciosa la monja que recorre un convento, y la guía turística que explica el monumento.
Preciosa la joven que desfila, y la actriz a la que aspira. Preciosa la suicida, preciosa la que se alista en las fuerzas armadas, y la que pinta un artista. Preciosa la cuentacuentos de un teatro, y la niña embelesada que la escucha. Preciosa a israelí que lucha, y la hija que se pone la ropa de su madre. Preciosa la escrito y la lectora, preciosa la que despierta de un sueño, y la que se fuga de casa una tarde de otoño.
Preciosa Gaia, preciosa Europa, preciosa Marelyn y Audrey, preciosa Alicia a través del espejo, preciosa Pandora, preciosa Eva, preciosa Amelie, preciosas Atenas, Circe y Venus, preciosas las mujeres en cuadros retratadas, preciosas las actrices porno sin nombre y las musas anónimas.
Preciosas, todas las mujeres, niñas, adolescentes, ancianas, madres...todas son preciosas. Absolutamente todas. Absolutamente preciosas.




A todas ellas.

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